miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ese no que es un sí

Los brazos luchan al agarre. El rostro desilusionado por la rendición. Otra vez el baile. Quiero, no quiero, quiero. Ella sonríe, me invita con su sonrisa, me captura en la trampa, en los grandes hoyuelos que nacen al mostrarme sus dientes de fiera indomable. Cazador, presa, cacería. Nuestros cuerpos se juntan, se separan, y ella dice no más. Mis labios buscan los suyos galopando por la piel de su rostro. Se encuentran. Se rechazan. Se aprisionan. Se mezclan en figuras que sólo se ven con los ojos cerrados, con el mundo lejos, excluido de este beso amotinado a la fuerza incitante de su resistencia. Me canso, o hago que me canso. Me alejo, se acerca. De nuevo el baile, y ella dice no más.

Ciclo interminable, que no quiero que acabe; ciclo vicioso del que ya soy adicto.