martes, 16 de febrero de 2010

Se nos fue…

 

El gordo Pardo murió de depresión estomacal aguda. El asiento del tripero, entró en huelga, luego de una larga y miserable dieta. El fin del tratamiento buscaba hacer crujir los huesos de la señorita Lina. Langaruta refinada que no soportaba a nadie que pasara de los sesenta kilos, pues la forma de sus senos y su credo en la maravillosa figura del hombre moldeado, le impedía acceder al despropósito de comer carne rellena de grasa. Soportaba, eso si, los ciento veinte kilos de fibra musculosa y bien torneada de Alonso, el Quijano mas idiota del barrio.

Puaccs, estereotipo del gordo que muere, y el bien formado, musculoso que triunfa en la caverna jugosa de una flacucha acartonada y prejuiciosa.

Pero así fue, que se le hace si así ocurren las cosas.
El gordo pardo, en sus mejores días, decía, que no iba a darle de comer carne dura a los gusanos, eso si que no. Él un amante de las criaturas vivas, se sacrificaba en nombre del bienestar del gusano.

Para resumir, apareció la entelerida, si, la niña Lina, con esos pantalones que dejaban ver que con una mujer se puede hacer caldo de aguja. Y claro, el gordo Pardo cayó redondo (más) frente a los huesos de la flaca.

Nada le valió: ni el agua, ni la Atkins, ni la falta de empleo o la cantaleta materna, nada El gordo no dejó de ser gordo y la flaca Lina, siempre sintió horcajadas al verlo.

Hoy estamos aquí en el funeral del gordo Pardo, representación absoluta de aquellos que renuncian hoy, en este mismo instante a un bocado grasoso o un pan blanco por bajar uno o dos kilitos. Que funeral tan lindo, hemos comido a gusto y estamos seguros, que si bien el gordo no logró el amor de la inmunda, pudo en vida conocer placeres orgásmicos desatados en el paladar y la lengua.

Mientras disfrutamos los placeres de la baja cocina popular y no francesa, a Lina le acaban la figura delgada en un acto de circo poco placentero, donde dos guapetones desgarran su concepto de belleza. En la mañana levantaran sus huesos y nosotros seguiremos levantando la copa con el padre del gordo Pardo.

¡Salud ¡ gordito.
Mala salida buscadora de huesos.