viernes, 17 de julio de 2009

Tú Olor

Hoy me di cuenta que tu olor se impregnó en mi,
pensé otra cosa, pero es el aroma que sale de tu piel,
como el químico que se introduce en las aberturas de los poros que desprende los pétalos de las gardenias.
Rugió tu aroma en mí como la sangre hervida de una bestia atrapando a su presa,
como el preso tuyo que soy,
como la depredadora sonriente que eres, te quiero pendeja.
Y sí, tu olor se impregnó en mí.
Aquí te huelo en la oficina,
y allá también en el autobús,
como un olor irresistible que desgarra los órganos por dentro desangrándolos.
Te he olido y arde como la espina y cura como un té un café o un cigarrillo,
y desespera como cuando no me quieres,
como cuando nunca me quieres,
y corre como la gacela dentro de mis fosas nasales, y enloquece mi pensamiento,
como cuando te pienso,
como cuando te sueño,
con un beso infantil y deseado,
como cuando te quiero,
como cuando siempre te quiero.
Y se volvió en un aroma irresistible,
como las olas,
como las fresas con crema,
como el capuchino espumoso,
y tu aroma me incita a buscarte y decirte que te quiero,
como se aman los enemigos,
como se odian los amantes.
Y ahora estás más conmigo
con tu vestimenta pueril,
con tu cuerpo y tu sonrisa y tus ojos que me amenazan a quererte.
Ahora te he olido a ángel.