jueves, 12 de noviembre de 2009

El despertar de un gusano

Hoy amanecí con ganas de ser gusano, de estar clavado con alfileres que, en proporción, serán estacas de metal atravesando mi cabeza con total facilidad. Atravesado, disecado y expuesto sobre una plancha blanca frente a la que la gente dirá: "Mira, este parece un gusano de guayaba, pero más grande, más blanco y lánguido". No, la gente no habla así, a no ser que estén en una exposición de arte donde dicen 'lánguido' o 'metaficcional' para demostrar que saben, aunque no siempre sea así. Pero me pierdo del tema, me voy por las ramas arrastrándome como gusano.

No quiero levantarme de esta plancha blanca, y quiero que cuando quiera no pueda hacerlo, pues estaré clavado y expuesto como gusano de museo, iluminado y perdido entre insectos y animales.