jueves, 5 de noviembre de 2009

Vestida de Tul.

Tengo una novia hecha de trapo, con vestido corto y ojos de botón. La inventé para sacarme el hueso de la garganta sin tener que romperme las costillas. Es indecisa, voluble y hermosa. En las noches despierta mientras duermo. A través del sueño su voz crea imágenes de amores de trapo con hombres de trapo que nunca soy yo. Susurra sentada en mi pecho hablándome de lo distantes que estamos y sonríe, y se levanta el vestido y se acerca a mi boca y se aleja de mi boca. Me da un beso cuando la penumbra es más oscura que las otras, sabe que así no la veo. Me reprocha la carne que me compone. Adoraría coserme los ojos. Ya en la mañana la abrazo, le digo que la amo.

Qué sería de las mañanas sin sus agujas guardadas en mí.