jueves, 29 de octubre de 2009

Fonéticamente hablando…

Romper un corazón. Suena ¡Crack!, pero uno no lo escucha. Crack. Crack. Crack, y uno sigue sin darse cuenta. Entonces sentir algo diferente al pisar (ya lo insinuaba la canción: hay que revisar los zapatos). Mirar la suela ver que un chinche rojo se ha pegado. Jugar como un niño pequeño y arrastrarlo por el suelo, ssshhhhhhhhrrrr; rayar el pavimento, escribir un te quiero, y luego tachar sin remordimientos la creación. Revisar el chinche: aruñado, el rojo ya desgastado. Arrancarlo de la suela para terminar el juego, y entonces sentir en los dedos un leve latir. Tun tun. Tun tun. Observar, ver que tiene la forma de un pequeño cristal. Alguien en la otra cuadra me llama; guardar en el bolsillo el extraño objeto para estudiarlo después. Después olvidarlo. Después encontrarlo, con un agudo pinchazo al meter la mano en el bolsillo. ¡Auch! ¿Qué era esto? No lo sé, pero como duele en los dedos.

Hoy, doble o nada, así es el juego. ¿Alguien quiere apostar?



miércoles, 28 de octubre de 2009

¡Soledad!...


Hoy he aceptado de nuevo a mi vieja amante. He vuelto a acariciar su piel vacía, ha sentir su mira cautiva en mi sonrisa.
La recibí con un "hola", y no fueron necesarias más palabras para amarla.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Poesía pura…o puta…

Se atora en la garganta la misma sensación que a todos se nos ha atorado alguna vez, se atasca el desmedido sabor del asco provocado por cada bocanada de aire que debemos tomar. Las posibilidades servidas, los hombres, la idolatría, idolatro la repulsión.

Lo tomé por el cuello y levanté a ese despojo desde la base de la desgracia ahí revelada, eso, fue de camino a la cocina, frente al espejo, luego, luego quiso ser el reflejo, para eso tampoco da… que maldita impotencia, las manos atadas sin ataduras, amarradas a mí, a lo que no he querido, a eso que se hace lastre de buen sabor, de gusto alcalino, como las rocas sabrosas que picaba ávidamente.

Blasfemia es dominar la santa sangre de la cabeza. Verla correr. El gusto de verla correr, caminar entre ella, el olor metálico, ese aroma especial que produce comezón en las manos, y que grita que no es suficiente la que está ahí. Arrodillarse, gritar un poco, no muy fuerte, alguien puede sospechar, la alegría siempre es sospechosa, nadie gusta de la alegría ajena. La paciencia resulta una palabra buena; buena tu Majo, lejos de tantas cosas, naciste entre ellas, natural del sobretodo del mundo, y nosotros tan ajenos. Somos el supuesto de la bondad de… somos el saber absoluto por… la cadena de puntos suspensivos hacia…sin razón, encadenados a eso que no quisimos que nos encadenara, sin embargo brillamos los eslabones, conocemos el largo, lo disfrutamos, creemos todo, somos predecibles pobremente predecibles…

Mierda, que final de día extraño, como todos últimamente, sin la velocidad que debiéramos tener, sin la certeza de la nada… me pregunto que hará don Mario, el mecánico de las cervezas de ayer, ese señor, puro optimismo del bueno, un hombre sano, cariñoso, desprendido, no parecía de los nuestros…que hijueputa mezquindad, eso es lo que pasa, ese es el factor rebote, la malparida mala saña del mundo y de todos con todos… voy a inventarme un mezquindometro que me avise cuando me ponga en esa actitud…se puede ser aún más mezquino, dirá una de las alarmas…eso, que maravilla, a ver si de una vez por todas aprendo a vivir como se debe…se debe vivir debiendo…y jodiendo a los demás, pura poesía, no recuerdo si era Núñez o Vila quien decía: TIENE ALMA DE POETA, ES EGOISTA…



jueves, 15 de octubre de 2009

Básicos y Mentirosos



A diario me siento en la misma mesa, la mesera viene, trae el mismo café de todos los días, me sonríe y pienso que quizás ella me daría el beso que me hace falta, desisto con facilidad de la idea, cuando miro sus caderas y sé que no tendría nunca un hijo con ella. Ayer vi una película, fui a cine, una sala bastante estrecha. Un hombre le recuerda a una mujer, con problemas para ver la realidad, que su hombre ideal no existe. Ella ha hecho una lista de diez puntos, con los que mide a los hombres, extrañamente, nunca nadie los cumple todos. El hombre (el recordador), quien es casi un dios en asuntos de relaciones, le ayuda a conseguir un tipo que se acerca lo suficiente a lo que ella busca. Al final, el recordador y la ciega de realidades terminan juntos, besándose en un globo. Nada sorprendente para una película de Hollywood. Sin embargo, me recordó lo básicos que somos los hombres, o mejor, lo complicadas que son las mujeres.

Siempre pensamos en sexo, dicen ellas, y los hombres (algunos) nos esforzamos por hacerles creer que no, pero llegado el momento, todos sabemos que es cierto. Lo descubrí, tristemente (siempre me esforcé por ser distinto), cuando giré la cabeza y vi a mi acompañante con un generoso escote y sólo pude pensar en las ganas que tenía de metérmelas en la boca. Pero, las mujeres no se quedan atrás, siempre buscando algo que no existe. Encuentran alguien que cumple con las parrafadas que siempre abanderan como requisitos de todo hombre (que sea tierno, detallista, caballero, que me escuche, que no me deje sola… el físico no importa) y lo dejan por otro que dice lo mismo que todos, pero con aires de renovación, repintando los mismos pajaritos que le pintó el primero de los primeros. Ningún hombre necesita esforzarse, sabe que diciendo lo mismo consigue más que siendo original. Sin ánimo de adoptar una posición, considero que los hombres son más sinceros, todas las mujeres saben (así unas se hagan las mensas) que tanto café y cine siempre tienen una intención, un hombre mira, por delante y por detrás, con la lascivia en alto. Pero, las mujeres siempre siguen tapándose en el solapo que les da la sociedad.

Yo aún no aprendo cómo es que se repintan los pájaros y sigo pensado en que me hace falta un beso, aunque no sé bien de quién. De cualquiera, diría, no importa el físico, diría, desde que el beso que me dé sea con amor, todo vale; siempre me he entendido más con las mujeres, aún cuando no entiendo porqué aparentan tanto. Todas son iguales y todos somos iguales… básicos y mentirosos.