martes, 24 de noviembre de 2009

Precisión Celestial.



Al aire caliente se funde con el aire frío. A miles de kilómetros de aquí. Se une. Se junta. Forma una estructura que no define una forma clara y específica. Está la típica imagen del algodón, pero una tarde en el césped la hace convertirse en un animal, un monstruo, recordar ese rostro, verla como resultado químico. Qué más da.  
El punto es que la combinación se satura, se llena y explota. Una gota de agua sigue las leyes descubiertas por newton. Baja. Siente los nueve-punto-ocho que la empujan. Cada vez más rápido. Más pronto. Más cerca. La presión, la velocidad, el rozamiento, la lejanía: resultado congelación. La fundición se ha convertido en un sólido tangible. El nueve-punto-ocho aumenta la velocidad. Y se acerca. Más. Más. Más. Encuentra un lugar caliente. El lado cálido se alegra. El lado frío tiembla pensando en el líquido.

Mi mano. Una taza de café. Una granizada. El momento preciso. El lugar justo.Mi mano mojada. La taza girada. El café en el suelo. En mi zapato una gota que fue sólida. Vuelve a ser agua. Se escurre hacia las suelas.


2 comentarios:

Virginia Prieto dijo...

sos un creativo, es oficial: cómo podés hacer de un hecho meteorológico un puñado de palabras que se enreden y bostecen en la más bella armonía de las letras?
me lo podés explicar?

si no lo hacés supondré que es genialidad pura

excelente... como siempre que paso por acá me llevo talento que desgranás en tus escritos

beso

zancudo dijo...

Vir, la única explicación puede ser el impulso poético que te vuelve inmerso en varias imágenes comunes, agrupando de esta forma impulsos insospechados y realidades fantásticas capaces de descascarar la compleja cotidianidad de las palabras.